Después de la hibernación

Hace unos días vino a la consulta una madre con su niño de 7 años, el pequeño es mi paciente desde que cumplió 2 años, la madre lo llevaba a sus controles periódicos anuales por lo que se mantenía en un perfecto estado de salud bucal. Para mi sorpresa, ese estado había cambiado radicalmente en su nueva cita, desde que dio inicio la Pandemia la madre dejo de lado los controles y no habían acudido a ningún tipo de servicios de salud por miedo al contagio.

Esta es una realidad que está golpeando los servicios de salud actualmente, una gran parte de la población pensó que el COVID representaba un mayor peligro de lo que podía representar cualquier otro padecimiento. Los controles quedaron de lado por elección o por la dificultad de las restricciones en algunas instalaciones de salud, pues había un riesgo mayor del que había que protegerse. Claro está, era un terreno desconocido, la incertidumbre imperaba y el temor nos invadió a todos, a quienes recibían atención y a quienes la ofrecíamos.

Enfermedades con diagnóstico tardío, abandono de tratamientos, resultado del despertar de la hibernación post-COVID.

Y así, las consecuencias en el estado de salud de gran parte de la población. Enfermedades como hipertensión, diabetes y cáncer con diagnóstico tardío. Abandono de los tratamientos en enfermedades ya diagnosticadas con las consecuentes complicaciones. Estas barreras en la atención también causaron estragos en la salud mental, incrementándose los casos de suicidio y el creciente diagnóstico de depresión. En odontología, pacientes sanos pasaron a presentar múltiples caries y enfermedad periodontal, niños perdiendo piezas dentales prematuramente, esto solo por mencionar algunas consecuencias.

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¿Qué es la odontología?

La definición más popular de odontología es aquella que dice: “es la rama de las ciencias de la salud que se encarga del estudio, diagnóstico, prevención y tratamiento de las enfermedades de los dientes y el aparato estomatognático”. La realidad es que la odontología conlleva más que el tratamiento y diagnóstico de las enfermedades bucales, es una profesión desgastante físicamente y en ocasiones a nivel emocional.

No podemos dejar de mencionar que la competencia es amplia dentro del sector, por lo que nos vemos forzados a estar siempre en la vanguardia, en busca de estrategias para atraer pacientes, a cultivar nuestra creatividad y a trabajar en equipo, con el fin de cumplir las altas expectativas por las que los pacientes nos buscan para resolver sus problemas.

Constantemente tenemos que enfrentar los temores del paciente, debemos ser realistas, es una atención que genera sensaciones negativas en la mayoría de las personas. La mejor prueba es todos aquellos pacientes que lo primero que nos dicen al entrar al consultorio es: “no me gusta el odontólogo”, “esto me da pavor”, “vengo porque no tuve remedio”; como si estuvieran entrando a una sala de torturas. La atención odontológica es considerada una atención de intimidad, el paciente se siente vulnerable y con el compromiso de su autoestima, esto suele generar cierta relación de confianza, donde nos pueden mantener como apoyo emocional, díganme, cuántos pacientes no nos cuentan aspectos íntimos de su vida. Todo esto debe ser conjugado con nuestro propio estado emocional que influirá en la relación con el paciente y los compañeros de labor.

Desde la preparación universitaria, la profesión se torna retadora, con obstáculos que más de una vez nos hacen dudar si podremos lograrlo, pero también nos regala grandes experiencias de aprendizaje tanto profesional como personal. Si tuviera que describir la odontología con 3 palabras serían: empática, desafiante, gratificante. Al final, es una profesión que deja gran satisfacción y la mayor retribución es cada sonrisa que logras crear.

Más allá de los dientes

Más allá de los dientes, es un espacio para promover la odontología integral, real y humanizada, esa que ve más allá, que no se enfoca únicamente en los problemas dentales, sino en todos esos detalles que esconden los pacientes detrás de la búsqueda de su sonrisa perfecta. Miedos, fobias, ansiedad y todo aquel estado emocional que pueda incidir en el tratamiento.

Será un espacio para los pacientes, para aclarar las dudas y miedos que pueda generar la atención dental. Para conocer la realidad más allá de las necesidades dentro de un consultorio de aquellos pacientes que puedan padecer de enfermedades sistémicas y degenerativas, discapacidades y otros trastornos. También es un espacio donde encontraras consejos respecto a aquellos detalles que como pacientes en ocasiones pensamos no son importantes compartir con nuestro dentista y que al final pueden traer repercusiones en el tratamiento.

Por último, no es solo mi espacio, será el espacio de todos. Si ere profesional de la odontología en cualquiera de sus ramas y te gustaría escribir un artículo sobre opinión, alguna anécdota o experiencia que piensas que merece dar a conocer, aquí te ofrezco un espacio para que lo compartas, solo tienes que escribirme. Si eres paciente y quieres que se toque algún tema en específico, no dudes en contactarme y pronto estarás leyendo al respecto.

Porque la salud bucal es parte de la salud general, porque antes que pacientes, antes que dientes, somos humanos y necesitamos una visión integral que nos permita encontrar la mejor solución a nuestros problemas, y porque la odontología no tiene porque ser el terror de la salud, compartiremos un enfoque de odontología humanizada.

#MásAlláDeLosDientes

Necesidad o ansiedad

Como personal de salud, tenemos que atravesar día a día con muchas situaciones relacionadas con los pacientes mientras brindamos nuestro servicio. Existe una en común que sale a relucir al momento de las reuniones de personal, se trata de la necesidad de hablar del paciente. Desafortunadamente debo decir que la gran mayoría se refiere a esta situación en modo de queja, el volumen de pacientes que se atiende no permite dedicar tiempo a una amena charla, por más que quisieras hacerlo. Les hablaré sobre mi experiencia personal, hago práctica privada, y además, trabajo en un centro de salud a nivel público. En la privada, los pacientes suelen ser programados, puedes dedicarle un poco más de tiempo, pero en la atención pública es otro asunto, tienes un tiempo establecido, en 8 horas toca ver 18 pacientes, lo que da a 26 minutos por paciente, hay tratamientos que es imposible hacerlos en este tiempo, y jamás podrás dedicarle tiempo extra a una charla. Sin añadir, que de estos 18 pacientes, 10 se plantan para hablar en plan, largo y tendido.

Desde nuestra formación casi que nos graban la idea que, esa necesidad de hablar se da como un mecanismo de regulación por los nervios o ansiedad que le puede producir la atención que están por recibir, tratando de alargar el momento de esta manera. Pues que me diga quién va al odontólogo saltando de felicidad. Pero luego al notar que es algo general, que sucede en los otros servicios, me ha hecho preguntarme desde hace algún tiempo por las necesidades del paciente, aquellas que van más allá de los tratamientos por los que vienen. Cuando le das pie a los pacientes para hablar, suelen crear una relación de confianza, me sucede a menudo, dentro del tiempo limitado que tengo trato de darles tan siquiera unos minutos para hablar. He descubierto que muchas veces esta necesidad de hablar son reflejo de otras situaciones que se pueden estar presentando en su entorno, conflictos familiares, maltrato doméstico, abusos y la precaria situación económica por la que puedan estar atravesando.

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